viernes, 24 de octubre de 2008

Pan Lektor

Una buena cosa de ir al cine en Polonia es que, a excepción de las peliculas infantiles, las peliculas se proyectan en versión original subtitulada. No quiero entrar aquí a fondo en el tema, pero mi opinión respecto a la ubicuidad del doblaje en España es que a la larga ha sido beneficioso únicamente para los profesionales que se dedican a ello. Que no está mal tampoco, porque así algun que otro estudiante de traducción se gana el pan, pero luego nos extraña el ínfimo nivel en lenguas extranjeras de la mayoria de los españoles.

El caso es que, volviendo a Polonia, al contrario de lo que sucede en otros países como por ejemplo Portugal (tan cerca y tan desconocido...), aquí la televisión emite los contenidos de origen extranjero doblados. Doblados, eso si, de una manera un tanto peculiar.

Para empezar, seguimos oyendo las voces de los actores originales. Y sobre todo, es una única voz la que oímos en polaco, NARRANDO sobre el sonido original los diálogos de cada uno de los personajes, sean estos hombres, mujeres o niños; la misma voz si hablan, rien, lloran, gritan llenos de rabia o susurran un "te quiero". Aquí dejo de muestra una escena de El Mejicano sacada de Youtube:



El origen de esta curioso método de doblaje está al parecer en el corazón del bloque soviético, y en la poca disponibilidad que durante la guerra fría tenían las películas occidentales. En aquella época, las pocas proyecciones de films extranjeros se realizaban con traducción simultanea. Entre estos traductores, generalmente expertos en cine, se encontraba señor Andrej Gavrilov, que popularizó y dio nombre a este estilo de doblaje, caracterizado por estar entre la corrección y la monotonía, apenas dejando intuir las emociones del personaje.

Mientras que en Rusia las traducciones Gavrilov fueron haciendose cada vez más escasas a partir de la desaparición del bloque soviético, en Polonia se convirtieron en el estándar de emisión de contenidos en lengua extranjera. A la figura del narrador, a esta voz omnisciente que hace suyas las palabras de todos y cada unos de los personajes, se la llama Lektor.

Son unos pocos quienes se dedican a este oficio, hombres con una pronunciación y cadencia del habla muy cuidada, como Constantino Romero, pero a la polaca. Y por curioso que parezca, aunque al final de cada retransmisión dicen su nombre, en realidad, nadie les ha visto nunca. ¡Nadie sabe quienes son!

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